Desde mi experiencia, participando en Consejos
de Administración en pymes, tengo la oportunidad de observar cómo van evolucionando
sus estructuras, su profesionalidad, su funcionalidad para con la compañía y,
cómo no, su creación “de la nada”.
A raíz de un estudio realizado por la
Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar de Madrid, dejo al final el
enlace del post, os podría hablar de mi experiencia en este ámbito (coincidente
con los resultados de este estudio). Pero cuestiones relativas a la lealtad y
confidencialidad no me lo permiten. Esto es algo que siempre hay que tener
presente y obrar en consecuencia a la confianza que otros depositan en uno. Así
que, hoy, no toca hablar de pymes que tienen Consejos de Administración.
Por el contrario, lo que sí voy a hacer es
explicar mis experiencias con las pymes que NO tienen un Consejo de
Administración y DEBERÍAN TENERLO (también mantengo confidencialidad y lealtad
pero, en este caso, la trazabilidad está salvaguardada).
Para ello
parto de una conclusión del estudio, que no se debe perder de vista: “Las empresas familiares que cuentan con
consejos de administración aseguran que éste les ha dotado de un mayor grado de
profesionalización (37,1%) y les ha ayudado a impulsar la actividad empresarial
y a alcanzar mayor cuota de mercado (25,7%); un 20% cree que el consejo asegura
la sucesión y garantiza la continuidad de la organización y un 17% que contribuye
a mejorar las relaciones entre la familia y la empresa”.
Voy a centrarme en la suma de los dos primeros
resultados. Un 62,8% de las pymes, del estudio, declaran que su nivel de
profesionalización e impulso de la actividad y cuota de mercado han aumentado.
Ahora lo voy a confrontar con lo que yo veo en
las pymes que NO tienen Consejo de Administración y DEBERÍAN TENERLO. En estos
casos, su máximo responsable, está caracterizado por ser un auténtico “maestro”
en su negocio. Conoce todos los entresijos de su sector, pero tiene manifiestas
debilidades en el resto de ámbitos de su empresa. Está rodeado de profesionales
que actúan como responsables de departamentos con ciertas habilidades en alguno
de esos ámbitos en la compañía (fiscalidad, finanzas, calidad, seguridad,
recursos humanos, marketing, sistemas, etc.). El “maestro”, a veces, está muy
concienciado en mejorar su propia formación y experiencia en esos otros
ámbitos. Esto es muy bueno. Pero el tiempo es limitado y el “cuore” del negocio
no le deja suficiente libertad para ampliar su formación. En esta coyuntura veo
a diario como las empresas pierden oportunidades por una deficiente
profesionalización de los dirigentes.
En las pymes que NO tienen Consejo de Administración
y DEBERÍAN TENERLO, la mejora de la actividad, aumento de la profesionalidad y ganancia
en la cuota de mercado no se producen, por tanto, a través de esta vía (y probablemente
por ninguna otra). Esto es como consecuencia de no disponer de una estructura
más profesional y multidisciplinar, que automáticamente, aportaría nuevas ideas,
más conocimiento y ampliaría la red de contactos y mercados.
Parece obvio lo que hay que hacer, pero vamos
a ver que hacen las pymes en realidad. Según el estudio de referencia: “Un tercio de las compañías familiares sigue
descartando contar con un consejo”,… “Entre las razones esgrimidas, un 41,7%
considera que su firma es muy pequeña y no tendría sentido crear esta figura, y
un 33,3% que contar con un órgano de estas características implica una
limitación al poder de decisión del presidente, lo que conllevaría una pérdida
de soberanía. Asimismo, un 25% opina que aumentaría los costes de gestión de la
sociedad y otro 16,7% que su existencia generaría suspicacias y tensiones con
la familia”.
Veamos. Los que piensan que su compañía es muy
pequeña (un 41,7%), es muy posible que tengan razón. Es lógico, no hay que medicarse
si uno está sano. Pero si tienes dudas acude al médico, la medicina preventiva
tiene muchos beneficios. Ante la duda, se valiente, consulta y que te orienten.
El otro grupo. Los presidentes que temen por
las limitaciones sobre su poder de decisión (un 33,3%). Esto da para escribir
mucho, y ser muy hiriente, pero lo dejo para otro día y simplemente les digo
que despierten de su letargo empresarial antes de que sea demasiado tarde.
Los que opinan que aumentan los costes de
gestión (un 25%). Es cierto, los costes suben. A los Consejeros hay que
pagarnos (quizás menos o más de lo que podáis pensar, si no preguntáis nunca lo
sabréis). Pero a parte de esa gran deducción, son unos maestros de las
finanzas, ¿han considerado los ingresos que reporta una subida de la cuota de
mercado, mejora de la actividad y aumento de la profesionalidad? Puede ser que
esto lo hayan pensado los que han sido capaces de ver más allá de sus narices y
hayan obrado en consecuencia.
Sobre el resto, (un 16,7%) que aducen
problemas en la familia, no voy a opinar. Eso es para los expertos en las
problemáticas, de este tipo, en las empresas familiares. En cualquier caso os
recomiendo a Manuel Bermejo, Director de Programas para la Alta Dirección y
Empresa Familiar en IE Business School-Executive Education y su blog http://family-business.blogs.ie.edu/.
No me resisto a acabar el post sin volver la
mirada sobre “los genios de los costes”, ese 25% que afirma que un Consejo de
Administración incrementa los costes sin más. Voy a jugar con las matemáticas para
intentar abrir su mente, o cerrarla aún más. Vosotros veréis si quieres seguir
leyendo.
Bien, para los atrevidos, sigo.
Los porcentajes por sí mismos son
irrelevantes. Lo que realmente importa es si los ingresos a obtener multiplicados
por la probabilidad (en escala de 0 a 1) de obtenerlos son mayores o menores
que el coste. Una definición fácil de entender de esta “Esperanza Matemática”
es la relación entre el beneficio obtenido y probabilidad de conseguirlo. La
definición matemática de “Esperanza Matemática” o “Valor Esperado” es bastante
más compleja, pero en el desarrollo de mí razonamiento se limita a Beneficio
por Probabilidad.
Por tanto, un valor para la “Esperanza Matemática”
de 1 indica opción justa, menor que uno indica opción desfavorable y mayor que
uno la opción es favorable.
Por
ejemplo, emplear un 1 euro, en una opción al 50%, con un beneficio posible de 2
euros. La esperanza es 2 · (0,5) = 1. Entonces, podría emplear el euro para gastar
o no, porque de cualquier manera su expectativa total sería indiferente.
Si la “Esperanza Matemática” es menor que 1,
el coste es desfavorable. Por ejemplo, si el beneficio a obtener es 500 euros
por euro gastado pero con una probabilidad de 1 entre 1.000, la “Esperanza Matemática”
es 500 · (1/1.000) = 0,5.
Si la “Esperanza Matemática” es mayor que 1, el
coste es favorable. Por ejemplo, si el beneficio a obtener es 10 euros por euro
gastado en donde hay una probabilidad de 1 entre 6. En este ejemplo el valor de
la “Esperanza Matemática” es 10 · (1/6)=1,67 y por tanto en esas condiciones sería
favorable.
Aplicando esto a nuestro caso, vamos a suponer
que el Consejo de Administración nos cuesta 1 euro por cada Y euros de
beneficio obtenido.
Por otro lado el estudio nos revela que el 62,8%
de las empresas con Consejo de Administración han mejorado su actividad, cuota
de mercado y profesionalidad. Si consideramos que esto es proporcional (por
ejemplo, uno es a uno) a la variación del beneficio obtenemos que:
Y·(0,628) = Z; siendo Z la “Esperanza Matemática” y donde resulta
que si:
El incremento del beneficio obtenido es mayor de 1,59 € por cada
euro empleado en el Consejo de Administración la “Esperanza” de haber optado
bien es la idónea. Por ejemplo, si suponemos que un Consejo de Administración de
una pyme (formado por cuatro Consejeros más un Consejero externo) tiene un
coste de 60.000 € anuales; entonces la empresa tendría que mejorar su beneficio
promedio de más de 95.400 € anuales.
Ya tenéis otra demostración de que el papel lo aguanta todo.
Ahora puedes hacer tus propios cálculos y tendrás una fuente más,
no la única, para la toma de vuestra decisión. La mejor fuente para esto, en mi
opinión, el sentido común.
Pero os dejo para que apliquéis vuestros conocimientos para
valoración de inversiones y me contéis las conclusiones. Aunque, también podríais
añadir valoraciones mediante opciones reales o ¿eso ya es harina de otro costal?
El enlace del
post referente al estudio analizado es:
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